Lo primero que debes saber es que yo no soy maestra zen, ni monja budista … ni nada que se le parezca.

Soy una persona «normal» (si eso existe), que utiliza la meditación cada día en su vida.

   Igual has oido hablar de la meditación en algún momento.

Incluso quizá hasta lo has intentado … pero lo dejaste por imposible porque era demasiado difícil …

Si quieres saber  cómo una persona con una mente que no descansa consiguió aprender a meditar,

déjame que te cuente cómo aprendí yo misma.

Mucha gente me dice que le gustaría tener mi calma mental.

Lo que no saben es que mi mente va a toda mecha.

La he tenido que domesticar.

Y no porque me apeteciera.

Dicen que la virtud es hija de la necesidad y voy a tener que darles la razón.

Yo empecé a meditar hace unos 15 años.

Hace 21 años nació mi hija mayor y me cambié de trabajo.

Aumentaron mis responsabilidades y las cosas que tenía que hacer.

Hace 19 años nació mi hijo mediano y también me cambié de trabajo.

Decididamente aumentaron mis responsabilidades y la carga de trabajo.

Hace 16 años nació mi hijo pequeño.

Siguieron aumentando mis responsabilidades.

Pero no, … esta vez no me cambié de trabajo.

Pero sí cambié de departamento y tuve que adaptarme.

Total, que con tantas idas y venidas mi paz mental se resintió.

De hecho bastante.

Y mi mente, que ya de por si es muy acelerada, no paraba.

Y empecé a dormir mal.

Y a enfadarme conmigo misma, con el mundo y con mis hijos.

Porque me daba la impresión de que vivía en un sin vivir.

Solo que no era una impresión.

Vivía sin vivir en mi.

Y no me gustaba nada.

Nada de nada.

Y en una “casualidad” (yo no creo en ellas, pero puede ser que existan),

Encontré un libro sobre meditación Mindfulness.

Y en el libro me hacían una pregunta:

¿ Que harías con tu vida si pudieras vivirla con más calma y disfrutarla mucho más?

Y como yo quería vivir con calma

y disfrutar mucho más

Empecé a meditar.

Yo sola, por mi cuenta.

Y la verdad es que me fue bien.

Con la meditación mi mente se comenzó a calmar y la calidad de mi vida mejoró

Ahora mismo me parece normal pero en aquel momento habría pagado un montón por lo que conseguí:

• Tener una mente más calmada y las cosas mucho más claras.
• Dormir un montón de horas seguidas.
• Sentir que yo dominaba las tareas de mi vida y no que mi vida fuera por libre.
• Mis pensamientos siguen agolpándose en mi cabeza a veces, pero ya no les doy importancia.
• Disfruto más de las cosas. No porque sean mejores, sino porque puedo pararme a verlas.
• Estoy más presente con mi familia y con mi trabajo.
• Mi cuerpo se recupera antes del cansancio y eso me ayuda a estar “mejor en mi cabeza”.

Mi mayor pena ahora es no haber comenzado a meditar antes. Pero ya sabes, las cosas llegan cuando llegan.

Me las apañé bastante bien yo sola durante 2 o 3 años.

Mucha gente me pregunta si es necesario hacer un curso para aprender a meditar.

Obviamente la respuesta es, no.

Pero te diré una cosa.

A los 3 años de empezar descubrí que se hacían grupos de meditación Mindfulness.

Y me apunté a uno, el de Fernando Torrijos.

Y me encantó.

Descubrí que tener un profesor y un grupo de apoyo, ayudan mucho.

Lo hice bien sola, pero así era muchísimo más fácil.

Y descubrí que me gustaba dar clases de meditación y me formé como profesora de MBSR (Mindfulness Based Stress Reduction) que es un método basado en el Mindfulness para disminuir el estrés.

Es cierto que un curso de meditación puede no resolverte la vida (aunque yo no sé que habría hecho sin él), pero si puede ayudarte un montón.

Ya sabes lo que dicen:

Un primer paso no te lleva donde quieres, pero te saca de donde estás.

ESTO ES LO QUE ME SUELEN PREGUNTAR A MENUDO